Ha pasado casi un año desde mi última carrera. Qué rápido pasa el tiempo. No he parado de correr pero por distintas razones no he encontrado el tiempo necesario para centrarme en preparar alguna carrera. Mi objetivo era centrarme en medias maratones, pero cometí algunos errores al comienzo del año: intenté hacer dieta comenzando muy fuerte y me sentí un poco débil durante dos o tres semanas. Era un momento clave para subir el nivel. Posteriormente, me he enfrentado al verano más cálido en Rio de Janeiro en los últimos 90 años, lo que no me ha impedido salir a entrenar, aunque ha frenado la intensidad de los entrenamientos, correr a altas temperaturas es muy difícil.
Creo que el hecho de no haberme inscrito a ninguna carrera también ha sido un hándicap a la hora de entrenar. Cuando tienes una prueba en el horizonte te lo tomas más en serio.
Finalmente, me di cuenta de que si no estaba inscrito en una carrera no conseguiría el aumento de nivel que esperaba, así que, sin pensarlo mucho elegí una de las que estaba mirando últimamente, y que será este domingo. Será una carrera de 12 km, una distancia en la que nunca he participado, lo cual la hace más atractiva.
Decidí inscribirme en esta carrera tan solo tres semanas antes, quería correr cuanto antes. A partir del día de la inscripción comencé a hacer entrenamientos más intensos, todos de 60 minutos como mínimo. Me di cuenta de que estaba un poco menos en forma de lo que esperaba, pero el esfuerzo realizado me estaba poniendo al nivel esperado. El domingo pasado iba a hacer mi último entrenamiento, esperaba correr durante 1 hora y 15 minutos, pero infelizmente no conseguí pasar de 45. Me irrité mucho y me hizo pensar que, tal vez, iba a llegar demasiado justo.
Hoy, a tan solo 4 días, he decidido salir a entrenar para hacer un entrenamieto intensivo y ha sido uno de los más extraños que he realizado. Salí a correr, de forma inesperada se puso a llover intensamente y tuve que refugiarme tras tan solo 15 minutos. Aproveché para estirar. Como la lluvia no paraba, di un sprint hasta otra zona en la que podía refugiarme. Una vez allí estuve caminando. Cuando paró de llover intenté correr pero el cuerpo no me respondía. Seguí caminando y tras un último intento conseguí correr a un muy buen nivel durante 55 minutos. Ha sido un entrenamiento muy duro, pero ahora estoy preparado y con confianza. Mis primeros 12k me esperan.
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Mi entrenamiento para mi última 21k
Acabo de participar en la Rio City Half Marathon 2018. He cumplido mi objetivo de terminarla sin problemas, aunque no he podido bajar de 2 horas.
Os voy a explicar cómo ha sido el entrenamiento que he realizado.
Todo empezó durante mi periodo de vacaciones. Por cuestiones de trabajo durante la mitad del año no puedo entrenar mucho. El año pasado mi nivel fue decayendo progresivamente. Esto me irritó bastante. Por suerte, aproveché que llegado noviembre vuelvo a tener bastante tiempo libre hasta febrero. Entonces, me lo tomé en serio y recuperé un gran estado de forma. De hecho, el mejor de los últimos años. Ha sido sorprendente, circuitos por los que solía entrenar, en círculo o línea recta, los hice por duplicado, algo que nunca había conseguido antes. De este modo, decidí inscribirme en una carrera que se realizaba justo al final de mis vacaciones. Pensaba que era una oportunidad única para bajar de los 50 min en 10 kilómetros, y así fue.
El buen resultado de esa primera carrera de este año me dio confianza y me hizo decidirme a participar de nuevo en una prueba de 21km.
El entrenamiento para esta lo basé en una tirada larga de 1:30 cada final de semana. Creo que esa ha sido la clave, pues durante unos tres meses no he fallado ni un solo día. Y uno o dos días de entrenamiento entre semana, normalmente fue uno por falta de tiempo. Pero para compensar la falta de frecuencia corría casi una hora.
Mi cálculo fue el siguiente, un poco arriesgado: si consigo hacer 1 hora y 30 min (15km) con holgura, el día de la carrera, conseguiré hacer 6 más y llegaré a la meta sin problemas. Y, a diferencia de lo planeado el año pasado, esta vez sí ha dado resultado. Obvio que ha sido un resultado que me ha permitido llegar a meta, no realizar un gran tiempo, pero el objetivo está cumplido. También creo que ha sido importante haber participado en dos carrera de diez kilómetros antes, esto me ayudó a fortalecer los músculos de las piernas. La intensidad de ambas, especialmente la última, pues se realizó dos semanas antes de la media maratón.
La semana anterior a la carrera hice una tirada larga de 1 hora y 30 min, no terminé muy cansado, y dos días después conseguí correr 1 hora y 15 min sin grandes problemas. A partir de ese momento sentí que había alcanzado el nivel que esperaba, comencé a creer en mis posibilidades y todo ha salido según lo previsto.
En la próxima de 21k el objetivo será bajar de las 2 horas, para ello, necesitaré un plan de entrenamiento más intenso, pero seguro que lo conseguiré. Este año estoy más en forma que el anterior, pero menos que el siguiente.
Ahora, a seguir entrenando. Mi estado de forma determinará cuáles serán los siguientes retos.
Os voy a explicar cómo ha sido el entrenamiento que he realizado.
Todo empezó durante mi periodo de vacaciones. Por cuestiones de trabajo durante la mitad del año no puedo entrenar mucho. El año pasado mi nivel fue decayendo progresivamente. Esto me irritó bastante. Por suerte, aproveché que llegado noviembre vuelvo a tener bastante tiempo libre hasta febrero. Entonces, me lo tomé en serio y recuperé un gran estado de forma. De hecho, el mejor de los últimos años. Ha sido sorprendente, circuitos por los que solía entrenar, en círculo o línea recta, los hice por duplicado, algo que nunca había conseguido antes. De este modo, decidí inscribirme en una carrera que se realizaba justo al final de mis vacaciones. Pensaba que era una oportunidad única para bajar de los 50 min en 10 kilómetros, y así fue.
El buen resultado de esa primera carrera de este año me dio confianza y me hizo decidirme a participar de nuevo en una prueba de 21km.
El entrenamiento para esta lo basé en una tirada larga de 1:30 cada final de semana. Creo que esa ha sido la clave, pues durante unos tres meses no he fallado ni un solo día. Y uno o dos días de entrenamiento entre semana, normalmente fue uno por falta de tiempo. Pero para compensar la falta de frecuencia corría casi una hora.
Mi cálculo fue el siguiente, un poco arriesgado: si consigo hacer 1 hora y 30 min (15km) con holgura, el día de la carrera, conseguiré hacer 6 más y llegaré a la meta sin problemas. Y, a diferencia de lo planeado el año pasado, esta vez sí ha dado resultado. Obvio que ha sido un resultado que me ha permitido llegar a meta, no realizar un gran tiempo, pero el objetivo está cumplido. También creo que ha sido importante haber participado en dos carrera de diez kilómetros antes, esto me ayudó a fortalecer los músculos de las piernas. La intensidad de ambas, especialmente la última, pues se realizó dos semanas antes de la media maratón.
La semana anterior a la carrera hice una tirada larga de 1 hora y 30 min, no terminé muy cansado, y dos días después conseguí correr 1 hora y 15 min sin grandes problemas. A partir de ese momento sentí que había alcanzado el nivel que esperaba, comencé a creer en mis posibilidades y todo ha salido según lo previsto.
En la próxima de 21k el objetivo será bajar de las 2 horas, para ello, necesitaré un plan de entrenamiento más intenso, pero seguro que lo conseguiré. Este año estoy más en forma que el anterior, pero menos que el siguiente.
Ahora, a seguir entrenando. Mi estado de forma determinará cuáles serán los siguientes retos.
Altibajos y sobreentrenamiento
Como muchos habréis percibido, este blog, es decir, yo como runner, está de altos y bajos, no solamente por los distintos lugares en los que he ido viviendo sino, además, en distintos momentos, aun viviendo en el mismo lugar. Recientemente he pasado uno de esos baches. Esos momentos en los que no encuentras mucho tiempo para entrenar y cuando tienes tiempo sales y no encuentras fuerzas. Son situaciones que generan mucho pesimismo, cuando estamos mal pensamos que vamos a estar así mucho tiempo y cuando estamos bien pensamos que vamos a estar así mucho tiempo.
Me daba cuenta de que no conseguía entrenar bien por lo que era mejor olvidar cualquier tipo de nuevo reto. Y los retos son el motor.
Finalmente, se acercó el final del año, llegaron algunos días festivos, comencé a tener fuerzas, empecé a plantearme cómo sería el próximo año, y de la noche a la mañana conseguí salir a entrenar con una fuerza descomunal. Estoy en uno de esos momentos en los que parece que te sobra energía y que nada te podrá parar. Por suerte, la voz de la experiencia me dice que más allá de lo que siento, es un estado temporal que se invertirá y volverá y se invertirá y volverá...
El kid de la cuestión es que estoy aprovechando y mucho este momento. Tal vez en exceso. Por ello lo del sobreentrenamiento.
Hasta hace poco corría entre 50 minutos y 1 hora los sábados y un día o dos (normalmente uno) entre 30 y 40 minutos durante la semana. Ahora salgo a correr cada dos o tres días y siempre una hora. Mi obsesión por bajar de los 50 minutos en 10k y volver a hacer una media maratón en un tiempo razonable me llevan a aprovechar estos días al máximo. Pero creo que estoy forzando demasiado. Ayer volví a correr 1 hora, incluso algo más. Acabé destrozado. Cuando llegué a casa tenía muchas cosas que hacer y estaba de un pésimo humor. Hoy por la mañana me he levantado igual.
Desde hace unos años, cuando entreno más de la cuenta, me pongo de mal humor porque me falta energía para las otras cosas que tengo que hacer y correr se convierte más en una obligación que en algo placentero. Es el precio que tengo que pagar por no tener todo el año para mantener la constancia que me gustaría.
Quería salir a correr mañana. ¿Pero voy a salir a correr para volver destrozado (sin haberme recuperado completamente del último entrenamiento) para estar malhumorado el último día del año? Y si no entreno, ¿cómo voy a llegar al nivel que me hace falta para febrero o marzo?
Y ese es el gran dilema en el que me debato llegadas estas fechas y estoy seguro de que no soy el único.
No es la primera vez que siento síntomas por sobreentrenamiento. A diferencia de hace unos años, además de manifestarse de otra manera, veía en el running una forma de entretenimiento. Ahora también, pero creo que pesa más el sentirse en forma y saber que puedo continuar alcanzando ciertas cotas. Las personas que rondamos los 34 años, todavía podemos correr a un nivel aceptable, aunque nuestro cuerpo sea muy diferente a hace diez años, pero a la hora de recuperarse de grandes esfuerzos es cuando se sienten esos años y esos kilos de más. Por suerte, con motivación todo es posible.
Me daba cuenta de que no conseguía entrenar bien por lo que era mejor olvidar cualquier tipo de nuevo reto. Y los retos son el motor.
Finalmente, se acercó el final del año, llegaron algunos días festivos, comencé a tener fuerzas, empecé a plantearme cómo sería el próximo año, y de la noche a la mañana conseguí salir a entrenar con una fuerza descomunal. Estoy en uno de esos momentos en los que parece que te sobra energía y que nada te podrá parar. Por suerte, la voz de la experiencia me dice que más allá de lo que siento, es un estado temporal que se invertirá y volverá y se invertirá y volverá...
El kid de la cuestión es que estoy aprovechando y mucho este momento. Tal vez en exceso. Por ello lo del sobreentrenamiento.
Hasta hace poco corría entre 50 minutos y 1 hora los sábados y un día o dos (normalmente uno) entre 30 y 40 minutos durante la semana. Ahora salgo a correr cada dos o tres días y siempre una hora. Mi obsesión por bajar de los 50 minutos en 10k y volver a hacer una media maratón en un tiempo razonable me llevan a aprovechar estos días al máximo. Pero creo que estoy forzando demasiado. Ayer volví a correr 1 hora, incluso algo más. Acabé destrozado. Cuando llegué a casa tenía muchas cosas que hacer y estaba de un pésimo humor. Hoy por la mañana me he levantado igual.
Desde hace unos años, cuando entreno más de la cuenta, me pongo de mal humor porque me falta energía para las otras cosas que tengo que hacer y correr se convierte más en una obligación que en algo placentero. Es el precio que tengo que pagar por no tener todo el año para mantener la constancia que me gustaría.
Quería salir a correr mañana. ¿Pero voy a salir a correr para volver destrozado (sin haberme recuperado completamente del último entrenamiento) para estar malhumorado el último día del año? Y si no entreno, ¿cómo voy a llegar al nivel que me hace falta para febrero o marzo?
Y ese es el gran dilema en el que me debato llegadas estas fechas y estoy seguro de que no soy el único.
No es la primera vez que siento síntomas por sobreentrenamiento. A diferencia de hace unos años, además de manifestarse de otra manera, veía en el running una forma de entretenimiento. Ahora también, pero creo que pesa más el sentirse en forma y saber que puedo continuar alcanzando ciertas cotas. Las personas que rondamos los 34 años, todavía podemos correr a un nivel aceptable, aunque nuestro cuerpo sea muy diferente a hace diez años, pero a la hora de recuperarse de grandes esfuerzos es cuando se sienten esos años y esos kilos de más. Por suerte, con motivación todo es posible.
Dos semanas para una carrera especial
Hoy faltan exactamente dos semanas para la siguiente etapa del "Circuito das Estaçoes". Será la de primavera. En la última conseguí mi record de tiempo: 50 min y 40 seg, por lo que en esta ocasión tengo, prácticamente, dos retos en uno. El de bajar el tiempo de la última, puesto que el objetivo es hacer cada etapa en menos tiempo que la anterior, y conseguir un nuevo record de tiempo que si queda por debajo de los 50 minutos me habrá llevado a alcanzar una marca que siempre he querido lograr.
He de reconocer que voy a llegar con dudas a la carrera, he tenido un par de meses de excesivo estrés, especialmente por culpa del trabajo, he perdido algunos días de entrenamiento, mi confianza está algo tocada y, además, he tenido un intento frustrado de volver a un gimnasio.
Hasta ahora tan solo había estado inscrito en el gimnasio dos veces y en ambas no pasé de los cinco meses, de la manera más clásica, empezando muy fuerte para terminar yendo con muy poca frecuencia hasta desistir. En esta ocasión me apunté por recomendación del doctor, dado que tenía problemas en la espalda, empecé y en un par de semanas ya sabía que no me iba a ir bien. Me gustó el ambiente, pero detesto las pesas y estar parado, lo que me gusta es correr al aire libre. Finalmente había perdido dos semanas de entrenamiento de carrera y me había estresado porque mis horarios de trabajo dificultaban ir al gimnasio, mientras que correr es algo que puedes hacer a cualquier hora, especialmente los domingos.
Aquí, en Rio de Janeiro, las temperaturas han aumentado drásticamente después de un buen invierno. Espero que el día de la carrera haya algo de brisa y el sol no salga con la intensidad de estos días porque lo complicaría todo.
De cualquier manera, estoy seguro que será un momento inolvidable, un verdadero desafío con dos retos por delante y en el que si consigo tener éxito mi sensación de superación llegará al máximo. Espero que todo vaya bien. Os iré informando. Un saludo.
4 grandes lecciones de mi última 10k
Mi última 10k ha supuesto un auténtico punto de inflexión en cuanto a mis aspiraciones. He pulverizado mis tiempos anteriores y me han quedado claras una serie de lecciones que antes no tenía tan claras, veámoslas:
El entrenamiento tiene que ser constante. Hasta ahora no lo había estado haciendo de la forma correcta. Tenía momentos en los que paraba de entrenar y cuando se acercaba la carrera volvía, haciéndolos cada vez más intensos a medida que se acercaba la hora de participar. Acabo de descubrir que es un gran error, el cuerpo no tiene tiempo de adaptarse al nuevo ritmo de entrenamiento y aunque sepas que vas a llegar a la meta, te costará más y terminarás más cansado. Haber mantenido un ritmo de dos días por semana (uno de ellos de más intensidad) todas las semanas sin haber fallado ninguna ha sido vital.
La motivación puede ser engañosa. Esta está relacionada con la anterior. La motivación es muy necesaria, pero la voluntad no puede superar la falta de entrenamiento. Como he comentado antes, muchas veces, solo entrenamos bien 3 o 4 semanas antes de la carrera y por mucha motivación que tengamos el cuerpo no dará para mucho. En mi última carrera estaba poco motivado, había estado centrado en otras cosas, pero había entrenado de forma adecuada y terminé haciendo mi mejor 10k.
La importancia de correr distancias mayores. Psicológicamente me ayudó muchísimo que mi anterior prueba fuese una media maratón. Cuando comencé a correr tenía la impresión de que 10 kilómentros eran muy pocos. Conclusión, es bueno intentar pruebas de mayor distancia aunque solo sea por probar, no hace falta ir a conseguir un gran tiempo. Será una nueva y gratificante experiencia y las pruebas de menos kilómetros parecerán más fáciles.
Es vital recurrir a buenos profesionales. Desde que volví a correr le he pedido varios consejos a mi médico de cabecera y tuve que ir a ver a un doctor especializado en problemas de rodilla y, recientemente, una nutricionista. Todos me han sido de gran ayuda. Superé mis problemas de rodilla y he conseguido cambiar mis hábitos alimenticios y bajar mi peso (aunque esté escribiendo esto mientras me como una pizza). También es bueno leer artículos en revistas especializadas, pero nada mejor que visitar a un profesional.
El entrenamiento tiene que ser constante. Hasta ahora no lo había estado haciendo de la forma correcta. Tenía momentos en los que paraba de entrenar y cuando se acercaba la carrera volvía, haciéndolos cada vez más intensos a medida que se acercaba la hora de participar. Acabo de descubrir que es un gran error, el cuerpo no tiene tiempo de adaptarse al nuevo ritmo de entrenamiento y aunque sepas que vas a llegar a la meta, te costará más y terminarás más cansado. Haber mantenido un ritmo de dos días por semana (uno de ellos de más intensidad) todas las semanas sin haber fallado ninguna ha sido vital.
La motivación puede ser engañosa. Esta está relacionada con la anterior. La motivación es muy necesaria, pero la voluntad no puede superar la falta de entrenamiento. Como he comentado antes, muchas veces, solo entrenamos bien 3 o 4 semanas antes de la carrera y por mucha motivación que tengamos el cuerpo no dará para mucho. En mi última carrera estaba poco motivado, había estado centrado en otras cosas, pero había entrenado de forma adecuada y terminé haciendo mi mejor 10k.
La importancia de correr distancias mayores. Psicológicamente me ayudó muchísimo que mi anterior prueba fuese una media maratón. Cuando comencé a correr tenía la impresión de que 10 kilómentros eran muy pocos. Conclusión, es bueno intentar pruebas de mayor distancia aunque solo sea por probar, no hace falta ir a conseguir un gran tiempo. Será una nueva y gratificante experiencia y las pruebas de menos kilómetros parecerán más fáciles.
Es vital recurrir a buenos profesionales. Desde que volví a correr le he pedido varios consejos a mi médico de cabecera y tuve que ir a ver a un doctor especializado en problemas de rodilla y, recientemente, una nutricionista. Todos me han sido de gran ayuda. Superé mis problemas de rodilla y he conseguido cambiar mis hábitos alimenticios y bajar mi peso (aunque esté escribiendo esto mientras me como una pizza). También es bueno leer artículos en revistas especializadas, pero nada mejor que visitar a un profesional.
A una semana de la próxima prueba
Hoy me he dado cuenta de que tan solo falta una semana para mi próxima carrera de 10km. He estado trabajando tanto últimamente que he perdido la noción del tiempo, pensaba que tenía dos semanas más para entrenar. Estoy bastante contento por volver a otra carrera, parece que hace mucho de la última. He coseguido mantener un ritmo de dos días de entrenamiento por semana, lo ideal serían 3 pero no tengo tanto tiempo, aunque no he fallado ni una semana a mis dos días, incluso ha habido un par de ellas en las que sí conseguí entrenar 3. Los entrenamientos los he realizado con una tirada larga de una hora, sábado o domingo, y el otro día que he podido salir a correr, lo he hecho entre 30 y 40 minutos a un ritmo bastante intenso, dando dos vueltas rápidas al estadio junto al que corro o haciendo una muy rápida, caminando un poco para recuperarme y haciendo después la siguiente.
Creo haber encontrado mi estilo ideal de entrenamiento y la cantidad necesaria para no bajar la forma. Pese a que es muy mejorable, me es suficiente por el momento y consigo compaginarlo con mi trabajo.
En cuanto a mi peso, no sé exactamente por dónde andará, siempre que voy al centro comercial a pesarme encuentro todas las máquinas de todas las farmacias rotas. A juzgar por cómo se me caen los pantalones, seguro que estoy por debajo de los 84 kilos. Mi mejor peso en años.
El próximo domingo será la etapa de invierno de la "Corrida das Estaçoes", espero conseguir una marca mejor que en la etapa anterior y superarla en la siguiente.
Creo haber encontrado mi estilo ideal de entrenamiento y la cantidad necesaria para no bajar la forma. Pese a que es muy mejorable, me es suficiente por el momento y consigo compaginarlo con mi trabajo.
En cuanto a mi peso, no sé exactamente por dónde andará, siempre que voy al centro comercial a pesarme encuentro todas las máquinas de todas las farmacias rotas. A juzgar por cómo se me caen los pantalones, seguro que estoy por debajo de los 84 kilos. Mi mejor peso en años.
El próximo domingo será la etapa de invierno de la "Corrida das Estaçoes", espero conseguir una marca mejor que en la etapa anterior y superarla en la siguiente.
Un mes después de los 21km
Ya ha pasado algo más de un mes desde mi vuelta a los 21km y, por suerte, la motivación no solo no ha decaído sino que se ha mantenido al máximo. Ahora consigo hacer entrenamientos de una hora con cierta frecuencia sin terminar muy cansado y consiguiendo recuperarme con más rapidez.
Hace mucho tiempo que esperaba llegar a este nivel y por fin lo he conseguido. También he conseguido otro objetivo del que llevo mucho tiempo hablando: bajar mi peso. Estoy en 85kg. No es que haya bajado mucho pero sí a un nivel que parecía casi inalcanzable hace poco. La visita a la nutricionista está funcionando, ahora como menos y mejor.
Pese a todas esta buenas noticias he de reconocer que durante las dos últimas semanas he relajado un poco la dieta y los entrenamientos debido a que estoy con una mayor carga de trabajo, pero sé que es algo temporal. Me encuentro con un estado de ánimo realmente bueno y en un par de meses habré vuelto a visitar a la nutricionista y habré participado de nuevo en una carrera de 10km. Todo va viento en popa y seguro que en la recta final del año estoy en plena forma y preparado para nuevos retos.
¿De dónde estoy sacando la motivación? Pues de la frustración. Sí, sé que esto puede resultar chocante. Algunas personas somos así. Cuando terminé la última media maratón me quedé con un sabor agridulce, como ya os conté. Había conseguido volver a terminar 21km pero a un ritmo demasiado lento y caminando por primera vez durante una carrera, aunque solo hubiese sido un pequeño tramo y bajo temperaturas muy altas. Tras pasados unos días empecé a digerir el fin de la carrera más como una mala carrera que como cualquier otra cosa y los jarros de agua fría son los que nos hacen despertar. De repente, me di cuenta de que habían pasado 6 años desde mis últimos 21km y tanto mi cuerpo como mi mente eran diferentes, pequé de exceso de confianza y lo pagué. Ahora, paradójicamente, tengo la energía para seguir entrenando con fuerza para recuperarme y demostrarme que lo puedo hacer tan bien como antes, aunque debo tener en cuenta que han pasado algunos años, vivo en otro continente y debo prepararme mucho mejor para obtener los mismos resultados que hace tiempo.
Hace mucho tiempo que esperaba llegar a este nivel y por fin lo he conseguido. También he conseguido otro objetivo del que llevo mucho tiempo hablando: bajar mi peso. Estoy en 85kg. No es que haya bajado mucho pero sí a un nivel que parecía casi inalcanzable hace poco. La visita a la nutricionista está funcionando, ahora como menos y mejor.
Pese a todas esta buenas noticias he de reconocer que durante las dos últimas semanas he relajado un poco la dieta y los entrenamientos debido a que estoy con una mayor carga de trabajo, pero sé que es algo temporal. Me encuentro con un estado de ánimo realmente bueno y en un par de meses habré vuelto a visitar a la nutricionista y habré participado de nuevo en una carrera de 10km. Todo va viento en popa y seguro que en la recta final del año estoy en plena forma y preparado para nuevos retos.
¿De dónde estoy sacando la motivación? Pues de la frustración. Sí, sé que esto puede resultar chocante. Algunas personas somos así. Cuando terminé la última media maratón me quedé con un sabor agridulce, como ya os conté. Había conseguido volver a terminar 21km pero a un ritmo demasiado lento y caminando por primera vez durante una carrera, aunque solo hubiese sido un pequeño tramo y bajo temperaturas muy altas. Tras pasados unos días empecé a digerir el fin de la carrera más como una mala carrera que como cualquier otra cosa y los jarros de agua fría son los que nos hacen despertar. De repente, me di cuenta de que habían pasado 6 años desde mis últimos 21km y tanto mi cuerpo como mi mente eran diferentes, pequé de exceso de confianza y lo pagué. Ahora, paradójicamente, tengo la energía para seguir entrenando con fuerza para recuperarme y demostrarme que lo puedo hacer tan bien como antes, aunque debo tener en cuenta que han pasado algunos años, vivo en otro continente y debo prepararme mucho mejor para obtener los mismos resultados que hace tiempo.
La suerte está echada
La suerte está echada o mejor dicho, la preparación está completa. Acabo de terminar mi último entrenamiento antes de la media maratón de la próxima semana. Va a ser la primera en la que participo desde hace seis años. Los entrenamientos han ido como esperaba. Desde hace unos tres meses he salido a correr dos días entre semana y he hecho una tirada larga cada sábado. La duración de los entrenamientos la he ido aumentando hasta el punto de que entre semana corría entre una hora y cuarenta y cinco minutos y la tirada larga ha sido de una hora y media aproximadamente, excepto las tres últimas que han sido de una hora y cuarenta y cinco minutos. A medida que aumentaba la intensidad me iba sintiendo mejor, aunque tengo que reconocer que los entrenamientos de una hora y cuarenta y cinco me estaban empezando a cansar, era demasiado tiempo corriendo. El cuerpo me pedía parar pero yo forzaba, aunque hoy, por suerte, me encuentro mucho menos cansado que los días anteriores. Las piernas me han respondido a la perfección.
Mi peso también ha mejorado bastante, voy a correr con 86 kilos. El próximo domingo saldré con la esperanza de terminar la carrera sin problemas y poder hacerlo por debajo de las horas. Ahora me queda una semana para descansar y hacer estiramientos para así llegar con muchas ganas y en plena forma al día de la carrera.
Mi peso también ha mejorado bastante, voy a correr con 86 kilos. El próximo domingo saldré con la esperanza de terminar la carrera sin problemas y poder hacerlo por debajo de las horas. Ahora me queda una semana para descansar y hacer estiramientos para así llegar con muchas ganas y en plena forma al día de la carrera.
Cita con la nutricionista
Finalmente, después de casi cuatro meses, conseguí una cita con una nutricionista. Solo he conseguido hacerlo unas semanas antes de la media maratón, aunque los resultados no los voy a notar para esta carrera seguro que me serán de gran ayuda en las siguientes.
Nada más llegar me preguntó por mis hábitos alimenticios y me tomó medidas. También midió mi índice de masa corporal.
En cuanto a mi peso, estaba en 87 kilos. Hacía mucho tiempo que no
pesaba tan poco, aun así, sigo con sobrepeso. Me llevé una gran sorpresa
cuando me preguntó cuánto quería pesar. "Por debajo de 85 kilos",
respondí. Y ella me dijo que mi peso ideal en base a mis medidas e IMC
debe ser de unos 78 kilos. ¡¡78 kilos!! Nada más y nada menos. No sé de
dónde los voy a perder, creo que no tengo ese peso desde la
adolescencia.
Me parece que mis hábitos alimenticios no
eran malos, pero eran muy mejorables. He tenido que reducir la cantidad
de comida, obviamente, he tenido que reducir los hidratos y añadir más
legumbres, fruta y verduras. Como solo queso sin sal y más frutos secos.
La verdad es que cada día me siento mejor, espero que los resultados se
empiecen a notar lo antes posible.
Desde que tengo la
dieta cocino más y mejor y me está ayudante a interesarme más por la
nutrición y estilos de vida saludables. Espero continuar por este buen
camino que me lleva el running.
Seguid atentos porque os seguiré informando. Un saludo.
Nada más llegar me preguntó por mis hábitos alimenticios y me tomó medidas. También midió mi índice de masa corporal.
En cuanto a mi peso, estaba en 87 kilos. Hacía mucho tiempo que no
pesaba tan poco, aun así, sigo con sobrepeso. Me llevé una gran sorpresa
cuando me preguntó cuánto quería pesar. "Por debajo de 85 kilos",
respondí. Y ella me dijo que mi peso ideal en base a mis medidas e IMC
debe ser de unos 78 kilos. ¡¡78 kilos!! Nada más y nada menos. No sé de
dónde los voy a perder, creo que no tengo ese peso desde la
adolescencia.
Me parece que mis hábitos alimenticios no
eran malos, pero eran muy mejorables. He tenido que reducir la cantidad
de comida, obviamente, he tenido que reducir los hidratos y añadir más
legumbres, fruta y verduras. Como solo queso sin sal y más frutos secos.
La verdad es que cada día me siento mejor, espero que los resultados se
empiecen a notar lo antes posible.
Desde que tengo la
dieta cocino más y mejor y me está ayudante a interesarme más por la
nutrición y estilos de vida saludables. Espero continuar por este buen
camino que me lleva el running.
Seguid atentos porque os seguiré informando. Un saludo.
Un millón de retos pendientes
Hace poco no encontraba la suficiente cantidad de retos en el running como para alcanzar un nivel de motivación que me llevase definitivamente a entrenar hasta conseguir un buen estado de forma y ser constante. Desde hace unas semanas, momento a partir del cual me propuse volver a participar en una media maratón, no solo he encontrado la motivación para entrenar con más intensidad y escribir en este blog con más asiduidad, sino que, me he dado cuando de la innumerable cantidad de retos que me quedan por superar, es más, no me quedan muchos, me quedan todos.
Hasta hace poco pensaba que no iba a ser capaz de bajar mi mejor marca en 21km (1:49), me sentía incapaz de entrenar suficiente para conseguirlo. Ahora, aunque no sé si lo haré, lo veo más factible. Del mismo modo, tengo que superar mi marca en 10km, será fácil, y en 16km, esta requerirá un poco más de entrenamiento. Y además de estos, que son los que siempre había tenido en mente, he encontrado muchos más entre los que destacan:
1) Correr 8km y 5km. Antes solo pensaba en correr distancias cada vez mayores, las carreras de 8km o 5km me parecían una pérdida de tiempo porque era una distancia que sabía iba a terminar sin problemas. Ahora lo veo de otro modo, cada distancia es diferente y quiero ver en cuál soy capaz de alcanzar un rendimiento mejor. Ser bueno en una distancia no implica serlo en otra.
2) Participar en un trail running. Es algo sobre lo que estoy leyendo mucho últimamente. No sé dónde se realizan ese tipo de pruebas cerca de casa ni sé exactamente cómo son, pero quiero participar en alguna y ver qué se siente. Seguro que me va a gustar.
3) Conseguir un buen estado de forma y sentirme competitivo. Este es uno de los retos que más me motivan. Empecé a pensarlo hace algunos meses. Ya no me basta con preparar una carrera y terminarla, quiero mantener un buen estado de forma durante mucho tiempo y demostrarme que pese a no ser tan joven, puedo alcanzar un buen nivel.
4) Descubrir nuevos lugares. Es el atractivo de cada nueva carrera en la que uno participa. A correr le veo cierto aspecto turístico, te hace ir a sitios que no conocías e incluso viajar.
5) Participar en una carrera nocturna. Reconozco que no soy para nada un night owl, soy un early bird de pura cepa, de tipo centroeuropeo (de los que se van a la cama lo antes posible), pero esta modalidad parece estar muy de moda y quiero ver cómo reacciona mi cuerpo corriendo en un horario diferente. Por suerte, voy a experimentarlo dentro de poco.
Hasta hace poco pensaba que no iba a ser capaz de bajar mi mejor marca en 21km (1:49), me sentía incapaz de entrenar suficiente para conseguirlo. Ahora, aunque no sé si lo haré, lo veo más factible. Del mismo modo, tengo que superar mi marca en 10km, será fácil, y en 16km, esta requerirá un poco más de entrenamiento. Y además de estos, que son los que siempre había tenido en mente, he encontrado muchos más entre los que destacan:
1) Correr 8km y 5km. Antes solo pensaba en correr distancias cada vez mayores, las carreras de 8km o 5km me parecían una pérdida de tiempo porque era una distancia que sabía iba a terminar sin problemas. Ahora lo veo de otro modo, cada distancia es diferente y quiero ver en cuál soy capaz de alcanzar un rendimiento mejor. Ser bueno en una distancia no implica serlo en otra.
2) Participar en un trail running. Es algo sobre lo que estoy leyendo mucho últimamente. No sé dónde se realizan ese tipo de pruebas cerca de casa ni sé exactamente cómo son, pero quiero participar en alguna y ver qué se siente. Seguro que me va a gustar.
3) Conseguir un buen estado de forma y sentirme competitivo. Este es uno de los retos que más me motivan. Empecé a pensarlo hace algunos meses. Ya no me basta con preparar una carrera y terminarla, quiero mantener un buen estado de forma durante mucho tiempo y demostrarme que pese a no ser tan joven, puedo alcanzar un buen nivel.
4) Descubrir nuevos lugares. Es el atractivo de cada nueva carrera en la que uno participa. A correr le veo cierto aspecto turístico, te hace ir a sitios que no conocías e incluso viajar.
5) Participar en una carrera nocturna. Reconozco que no soy para nada un night owl, soy un early bird de pura cepa, de tipo centroeuropeo (de los que se van a la cama lo antes posible), pero esta modalidad parece estar muy de moda y quiero ver cómo reacciona mi cuerpo corriendo en un horario diferente. Por suerte, voy a experimentarlo dentro de poco.
La importancia del calendario y el clima
La importancia del calendario y el clima en la planificación de carreras es algo que aunque parezca muy lógico no se me había pasado por la cabeza hasta ahora. Y cuando digo calendario no me refiero a la fecha en que se celebran las carreras, las hay todo el año, sino a las fechas que mejor se adaptan a cada uno.
Como escribí recientemente, estoy preparándome para correr una media maratón de nuevo y había previsto realizarla a finales o mediados del próximo año. Finalmente me he inscrito en una para abril, antes de lo previsto. La razón por la que me he inscrito ha sido porque me encantó el recorrido y porque me he dado cuenta de que se adapta mejor a mi disponibilidad para entrenar.
Por suerte, salvo que cambie de empleo, algo que no espero hacer, siempre tengo el mes de enero de vacaciones y menos trabajo de diciembre a febrero por lo que para preparar una prueba de mayor distancia lo ideal sería hacerla siempre en marzo o abril.
Antes, simplemente me sentía con fuerzas para preparar alguna carrera y empezaba a entrenar con algunos meses de antelación y ocurría que comenzaba a tener mucho más trabajo en mitad de la preparación, lo que me estresaba por querer hacerlo todo a la vez, conllevando peor preparación y más tensión en mi día a día. Esto es básicamente lo que me iba a ocurrir al correr la media maratón si decidiese participar en mayo o septiembre.
Del mismo modo, tener en cuenta el clima también es importante. Es difícil preparar una carrera en mitad del frío invierno europeo o en pleno verano brasileño. En mi caso voy a hacer una combinación un tanto especial. Mi periodo de menos trabajo coincide con el verano de Brasil, eso va en mi contra porque las temperaturas son demasiado altas, salvo que se salga a correr muy temprano, pero es en el mes de enero cuando suelo ir a España de vacaciones, por lo que paso de estar corriendo a casi cuarenta grados (esta semana corrí durante 1 hora a 35) a entrenar con el frío invernal de Europa, la segunda opción es mejor. Cuando hace frío el cuerpo entra en calor mientras corres, en cambio, cuando hace mucha calor es más difícil mantener baja la temperatura de tu cuerpo.
Dicho esto, si tengo la suerte de que todo sigue igual, el primer trimestre de cada año lo voy a dedicar a una carrera de mayor distancia y el resto a carreras menores.
Como escribí recientemente, estoy preparándome para correr una media maratón de nuevo y había previsto realizarla a finales o mediados del próximo año. Finalmente me he inscrito en una para abril, antes de lo previsto. La razón por la que me he inscrito ha sido porque me encantó el recorrido y porque me he dado cuenta de que se adapta mejor a mi disponibilidad para entrenar.
Por suerte, salvo que cambie de empleo, algo que no espero hacer, siempre tengo el mes de enero de vacaciones y menos trabajo de diciembre a febrero por lo que para preparar una prueba de mayor distancia lo ideal sería hacerla siempre en marzo o abril.
Antes, simplemente me sentía con fuerzas para preparar alguna carrera y empezaba a entrenar con algunos meses de antelación y ocurría que comenzaba a tener mucho más trabajo en mitad de la preparación, lo que me estresaba por querer hacerlo todo a la vez, conllevando peor preparación y más tensión en mi día a día. Esto es básicamente lo que me iba a ocurrir al correr la media maratón si decidiese participar en mayo o septiembre.
Del mismo modo, tener en cuenta el clima también es importante. Es difícil preparar una carrera en mitad del frío invierno europeo o en pleno verano brasileño. En mi caso voy a hacer una combinación un tanto especial. Mi periodo de menos trabajo coincide con el verano de Brasil, eso va en mi contra porque las temperaturas son demasiado altas, salvo que se salga a correr muy temprano, pero es en el mes de enero cuando suelo ir a España de vacaciones, por lo que paso de estar corriendo a casi cuarenta grados (esta semana corrí durante 1 hora a 35) a entrenar con el frío invernal de Europa, la segunda opción es mejor. Cuando hace frío el cuerpo entra en calor mientras corres, en cambio, cuando hace mucha calor es más difícil mantener baja la temperatura de tu cuerpo.
Dicho esto, si tengo la suerte de que todo sigue igual, el primer trimestre de cada año lo voy a dedicar a una carrera de mayor distancia y el resto a carreras menores.
Sobre la obsesión por el running
Acabo de ver el documetal Running: La gran obsesión, el cual me ha parecido tan instructivo y cercano que lo estoy viendo por segunda vez mientras escribo este texto. A medida que lo he ido viendo me han venido
a la mente muchas historias que conozco y aunque es cierto que hay
algunas personas que lo llevan al extremo, creo que son una gran minoría.
He conocido varios casos de personas que han visto en el
running una forma de superación personal y lo han conseguido, personas que uno
jamás hubiese imaginado que pudiesen llegar a entrenar tanto y terminar una
maratón. También he conocido casos en el que personas con problemas
de
alcoholismo lo han conseguido superar gracias a su adicción al running (al ciclismo u otro deporte) creo
que esta segundo obsesión es mejor que
la primera. En otros casos hay personas que nunca fueron muy buenos en ningún deporte, o sí, pero lo
dejaron hace mucho y ven en el running una forma de ser competitivos, ya sea, por primera vez en sus vidas o porque necesitan volver a sentir qué se siente, y correr es un deporte en el que llegar a serlo puede ser más fácil, puesto que, puedes entrenar solo y en cualquier
momento. También hay corredores que corren por algún problema médico o como una forma
de superar alguna frustración personal. Hay miles de corredores y cada uno posiblemente lo haga por una razón distinta.
Recuerdo el caso de personas a las que los doctores les han recomendado
reducir la cantidad de ejercicio por su edad, y pese a ello no han hecho
caso. En ese caso sí hay un problema.
Personalmente, empecé a correr para
volver a sentirme en forma, allá por el año 2010, cuando comencé este blog. Aunque como podeis leer he estado sometido a muchos altibajos y he tenido periodos en los que apenas entrenaba. Ahora, con 33 años, estoy preparando un aumento de
la intensidad por varias cuestiones, por suerte, se vuelven a dar las condiciones, necesito controlar mi peso o por tener un hobbie que me ayude a despejarme del trabajo. Nunca he dado el perfil de persona obsesionada y creo que no voy a darlo, aunque sí puedo entender a muchos que se convierten en ello, pese a que no estaré de acuerdo con los que ponen su salud en riesgo.
Espero que este tipo de documentales, así como, muchos artículos que se escriben ayuden a todos los deportistas a entender la importancia de estar bien preparado, pero también, debemos tener en cuenta que el problema no es que sea una obsesión, de hecho, debe ser una obsesión en cierto sentido, la obsesión por un objetivo es lo que nos lleva a conseguir nuestras metas, ahora bien, como he dicho anteriormente, la salud tiene que estar por delante porque vidas no hay más que una.
Volviendo a entrenar
Al igual que hace ya 4
años, vuelvo a empezar a entrenar partiendo desde 0, con la salvedad de que
ahora cuento con la experiencia de la vez anterior. Como vivo en una ciudad
nueva, Rio de Janeiro, con unas condiciones climáticas muy distintas a los otros
países en los que he corrido anteriormente, todavía me tengo que adaptar a
algunas cosas, como el mejor horario para salir y las temperaturas, entre
otras.
He empezado a correr
alrededor del estadio de Engenhão. No
conozco las distancias ni tengo ningún pulsómetro, por lo que mi único
referente es el cronómetro. Las dos primeras semanas que he salido a correr he
acabado destrozado corriendo apenas media hora y necesitando varios días para
recuperarme, lo cual es más que normal, me sobran varios kilos y tengo que
desarrollar más musculatura. Ayer conseguí correr 40 minutos a buen ritmo, y
además, a 35 grados, casi sufro un desmayo cuando caminaba de vuelta a casa. Pero
hoy ya me siento completamente recuperado.
Voy a comenzar con 2 días
de carrera suave, unos 25 minutos o media hora, y cada sábado una tirada más
larga que intentaré ir aumentando 5 o 10 minutos cada semana partiendo desde 40
y con el objetivo de llegar a una hora. El resto lo irá marcando la posibilidad
de ir participando en diferentes carreras, la motivación, mi estado físico…
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