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Mostrando entradas con la etiqueta Corredor popular. Mostrar todas las entradas
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Circuito das Estaçoes 2017. Etapa de Primavera



Podría haber sido mi mejor 10K y ha acabado siendo la carrera más confusa en la que he participado. Para comenzar, el clima. Tras unos días bastante cálidos, inesperadamente el viernes bajaron las temperaturas y el sábado llovió mucho, hasta el punto de que comencé a pensar que si seguía lloviendo así, tal vez, no habría carrera; si estaba nublado o llovía solo un poco sería perfecto.



Finalmente, el cielo ha amanecido soleado. Cuando llegué, resultó que habían cambiado el punto de partida. Tuve que caminar unos 3 kilómetros y luego supe que la carrera iba a comenzar una hora más tarde de lo previsto. Una hora más tarde en un día de sol supone aguantar unos cuantos grados más.





Llegó la hora de comenzar, conocía la zona, pero como habían cambiado la salida no sabía dónde iba a terminar. Arrancó la prueba y cuando llevaba aproximadamente 3 kilómetros percibí que había una confusión total con los carteles que anunciaban las distancias porque había una 5km, una 10km y otra 21km y, a veces, encontrabas una señal que indicaba el km 3 y 500 metros más adelante otra que también indicaba el km 3 y no sabías cuál era la tuya.



Al principio me sentía un poco cansado, sentía que el cuerpo no me respondía como me hubiese gustado. Cuando llegaba a cada km hacía cálculos de tiempo, si la primera señal de 4 km era la mía, lo estaba haciendo bien, por debajo de 5 min/km, justo lo que necesitaba. Si era la segunda señal de 4km, iba un poco justo para superar mi marca. Así pase toda la carrera.



Llegando al km 8 me sentí muy esperanzado, si esa primera señal de 8km era la de los que corríamos 10 kilómetros, seguía levemente por debajo de los 5min/km y ya me podía hacer una idea de dónde estaría la meta. Pasado el km 8 me sentí con fuerzas e incluso aceleré un poco el ritmo, mis esperanzas de superarme aumentaban, tenía posibilidades de conseguir mi record, pero desgraciadamente el último kilómetro y medio era una subida y acabé descubriendo que el cartel que marcaba  la distancia que me faltaba para llegar no era el primero que encontraba, sino el segundo, por lo que en la recta final mi ritmo bajó y descubrí que no iba a poder superar mi marca ni el reto del Circuito das Estacoes de hacer cada carrera en menos tiempo que la anterior.



Crucé la meta en 52:08. La sensación tras acabar fue de cierto cabreo y frustración, aunque después se me pasó y me quedo con lo positivo. Creo que gestioné muy bien mis fuerzas, mi estado de forma no daba para más, supe exigirle a mi cuerpo de forma adecuada en los momentos adecuados.



La verdad es que últimamente no había hecho entrenamientos de intensidad y había perdido el control de la dieta. El 3 de diciembre será la última etapa, la de verano. Una nueva oportunidad para bajar de los 50 min y mi última carrera de este año.




De vuelta a los ruedos








Hola a todos. Ha
llovido mucho desde la última vez que escribí. Como os conté, andaba con sobrepeso,
renaciendo como corredor, con ataques de pánico, adaptándome a un país nuevo… 





Desde aquel momento mi peso ha mejorado, aunque debería mejorar un poco más,
nunca he sido gordo pero siempre he sido eso que dicen de “hueso gordo”. Todo
el mundo piensa que peso unos cinco kilos menos de lo que realmente peso.
Decidí ir al endocrino, necesitaba saber si podría tener
algún problema en la digestión del azúcar y de ahí los mareos, pero por suerte
todo está a la perfección. El problema era que el miedo a sentir ataques de pánico me llevaba a comer en exceso, sobre todo, azúcar, porque me generaba cierta sensación de relax. La endocrinóloga aprovechó para darme una dieta y
algunas orientaciones acerca de qué comer. Me han sido bastante útiles y me han
llevado a darme cuenta de que vivimos rodeados de comida que no es nada
saludable, y no resulta nada fácil evitarla. Los ataques de pánicos casi han
desaparecido por completo, mi adaptación a Brasil y su clima ya no es un
problema y he ido corriendo un par de días por semana como mínimo aumentando
progresivamente la intensidad.









Últimamente, solo corría
por despejarme y estar en forma. Tenía descartado acudir a cualquier carrera
por el momento. La mayoría son lejos de casa y comienzan demasiado temprano por
lo que no era el momento de pensar en ello, pero ahora todo ha cambiado.





Este mes fue mi
cumpleaños y mi esposa me ha hecho el mejor regalo que me podría haber hecho. Ha
encontrado una carrera en un lugar de playa precioso. Además, una carrera con una
distancia bastante buena para ponerme a prueba, 16 kilómetros. Mi motivación se ha disparado de nuevo y estoy volviendo a entrenar con gran intensidad. Creo que voy a llegar
un poco justo, porque como sabréis los que habéis leído el blog, llevo mucho
sin participar en una carrera ni entrenando con fuerza, pero creo que en agosto,
fecha de la prueba, estaré a punto. Hoy he corrido durante una hora, no
recuerdo la última vez que corrí tanto, pero
estoy convencido de que todo va a salir bien. Será mi primera carrera en el extranjero, un momento inolvidable. Estoy de vuelta a los ruedos con más ganas
que nunca.







Running y ataques de pánico








Son bastantes los
comentarios que he leído en foros acerca de corredores que padecen ataques de
pánico
, también llamados ataques de ansiedad, y seguro que también son muchos
los que dejaron de correr porque empezaron a padecerlos.


Como no he encontrado
muchos artículos dedicados al tema, me he propuesto escribir uno basado en lo
que estoy leyendo y la experiencia personal que estoy viviendo con ello.








La mayoría comentan lo mismo
que me está ocurriendo a mí. De repente, ya sea corriendo o caminando, un día comienzas a padecer algo que nunca te había ocurrido antes pese a
que desarrollas esa actividad durante mucho tiempo. Los síntomas que todos
padecemos son parecidos: molestias en la parte izquierda del pecho, corazón
acelerado, ansiedad, respiración entrecortada y en algunos casos, mareos y
hasta desmayos. Muchos vamos al médico, este nos envía al cardiólogo
y no nos detectan nada, el problema es psicológico.







En mi caso, todo empezó
hace más de 6 meses cuando comencé a padecer ataques de pánico en el trabajo
que tenía por entonces. Tras dejarlo, por estos problemas y recomendación del
doctor, me tomé un tiempo de descanso en el que mejoré bastante, pero noté que
ante ciertas situaciones de estrés me mareaba, y con mi posterior mudanza a Rio
de Janeiro
, una ciudad nueva, con un clima muy cálido, menos seguridad en las
calles que en Europa y un sinfín de diferencias, la ansiedad se apoderó de mí,
hasta el punto de que un día iba caminando por la calle y tuve un ataque de
pánico que casi me llevó a perder el conocimiento. Tengo que
dar las gracias a dos chicos que me ayudaron en aquel momento, el cual me
afectó bastante psicológicamente, llevándome a tener miedo hasta de salir a la
calle y que, posteriormente, ha afectado a mis hábitos de correr (y mi vida
cotidiana), como ya comenté en entradas anteriores. Por suerte, ya estoy
comenzando a superarlo gracias a la medicación y a los consejos de una psicóloga.





El miedo a los ataques de
pánico a la hora de correr me lleva a salir de forma más reservada, pero al
mismo tiempo, me está enseñando a prestar más atención a la reacción de mi
cuerpo y llegar a entenderlo mejor. Para mejorar hay que forzar, pero hasta
forzándose hay que ser moderado. Al principio era horrible, salía a correr con mucha
intensidad, quedaba exhausto y me sentía sin fuerzas para volver a casa corriendo, entonces sentía pánico y no sabía cómo reaccionar, mi casa parecía
estar en un lugar muy lejano, imposible de alcanzar. Sentía una mezcla de cansancio, calor y miedo que no sabía si interpretar como algo normal o si estaba empezando a
padecer algún ataque, lo pasaba realmente mal, mi corazón se aceleraba y me
mareaba. Era algo infernal. 





Personalmente,  me niego a hacer lo que comentan otros corredores,
aunque les entiendo, me refiero a salir a correr llevando un ansiolítico en el
bolsillo. Esto puede aportar seguridad, pero no estoy dispuesto a volverme
dependiente de la medicación. Lo que siempre hago es salir con una botella de
agua con azúcar y un poco de sal, porque los ataques de pánico suelen consumir
todo el azúcar disponible y eso es lo que produce los mareos (y si se llega al
extremo, los desmayos), el azúcar ayuda a relajarse y, al mismo tiempo, llevo una barrita de cereales en el bolsillo. 





En alguna ocasión he
llegado a parar cerca de algún bar, sentarme, tomar alguna bebida azucarada,
comer algo rápido y relajarme hasta sentirme capaz de volver caminando. Esto me ha ayudado a ganar mucha seguridad y darme cuenta de que los ataques de pánico llegan de forma inesperada y, del
mismo modo, desaparecen de forma inesperada cuando nos relajamos y nos damos
cuenta de que no hay ninguna amenaza real para desesperarse y perder el control. 





Por suerte, cada vez me encuentro
con más recursos para lidiar con este problema, lo cual ayuda a que cada vez
los síntomas sean menores y me vuelva a sentir casi tan cómodo como antes
cuando salgo a entrenar.





En resumidas cuentas, si
algún consejo puedo dar a quienes estén padeciendo el mismo problema en estos
momentos, es enfrentarse a él, encontrar sus propios recursos lógicos
para entender lo irreal de ese pánico y descubrir su propia manera de recuperar
la seguridad y, por supuesto, tratar con profesionales que nos darán las claves
para saber de qué manera plantearnos la situación. La adrenalina es una
sustancia vital para reaccionar ante situaciones de peligro, pero debemos hacerle
entender a esta, que cuando no hay peligro, debe permanecer calmada.




Volviendo a entrenar










Al igual que hace ya 4
años, vuelvo a empezar a entrenar partiendo desde 0, con la salvedad de que
ahora cuento con la experiencia de la vez anterior. Como vivo en una ciudad
nueva, Rio de Janeiro, con unas condiciones climáticas muy distintas a los otros
países en los que he corrido anteriormente, todavía me tengo que adaptar a
algunas cosas, como el mejor horario para salir y las temperaturas, entre
otras.






He empezado a correr
alrededor del estadio de Engenhão. No
conozco las distancias ni tengo ningún pulsómetro, por lo que mi único
referente es el cronómetro. Las dos primeras semanas que he salido a correr he
acabado destrozado corriendo apenas media hora y necesitando varios días para
recuperarme, lo cual es más que normal, me sobran varios kilos y tengo que
desarrollar más musculatura. Ayer conseguí correr 40 minutos a buen ritmo, y
además, a 35 grados, casi sufro un desmayo cuando caminaba de vuelta a casa. Pero
hoy ya me siento completamente recuperado.


Voy a comenzar con 2 días
de carrera suave, unos 25 minutos o media hora, y cada sábado una tirada más
larga que intentaré ir aumentando 5 o 10 minutos cada semana partiendo desde 40
y con el objetivo de llegar a una hora. El resto lo irá marcando la posibilidad
de ir participando en diferentes carreras, la motivación, mi estado físico…