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Mi evolución como deportista debido a una lesión

Mi evolución como deportista debido a una lesión, running, gimnasio, deporte, lesionesInfelizmente, como habréis podido comprobar, mis últimos artículos tratan sobre lesiones. Empecé a sufrir una fascitis plantar, seguí un tratamiento, volví a correr un poco y en cuanto aumenté la intensidad, volvieron los dolores en la planta del pie. Había empezado a usar la bicicleta, porque me molestaba menos, pero en alguna ocasión sí que sentí bastante dolor también, así que, las posibilidades de poder seguir practicando deporte se habían reducido mucho.





2019 ha sido prácticamente un año en blanco, solo participé en una carrera. Ha sido muy frustrante porque era el año en el que he tenido más tiempo para entrenar y mi año más ambicioso, quería correr varias medias maratones, pero no ha podido ser.



Es complicado mentalizarte de que tal vez no puedas participar en más carreras, además de haber perdido el estado de forma por completo, pero como se dice, no hay mal que por bien no venga.





Nunca me han gustado los gimnasios, durante el año pasado me propuse varias veces ir a uno, sin embargo, no llegué a hacerlo porque he tenido varias experiencias frustradas. No me gusta levantar peso. Como se suele decir: al corredor no le gustan las pesas y al que le gustan las pesas no le gusta correr.



Pero como tantas cosas en la vida, depende del punto de vista. Por un lado, comencé a tener problemas de ansiedad por quedarme tanto tiempo en casa sin hacer deporte por causa de la lesión, por otro lado, empecé a sentir como cada vez me era más difícil mantener la espalda erguida y cómo me cansaba andando poco, a la par que mi peso iba aumentando y ha llegado a un nivel que no esperaba.



Todo esto me ha llevado a verme en una situación límite que me ha obligado a reaccionar, así que me he buscado el mejor gimnasio de mi zona, con los mejores profesionales y me he planteado comenzar poco a poco con entrenamientos más centrados en estiramientos que en fuerza y, por ahora, el resultado es excelente, he comenzado a disfrutar de ir al gimnasio y voy a comenzar a controlar mi peso con más frecuencia.



Sobre el problema de mi peso he hablado en otras ocasiones. Mido 1,77 y me pongo en 95 kilos con mucha facilidad, aunque no los aparente (cuando hago deporte con frecuencia rondo los 86). Mi objetivo en el gimnasio es llegar a 85 como mínimo (aunque una nutricionista me dijo que debía llegar a 78, algo que creo que para mí es imposible), fortalecer rodillas y espalda y continuar con los estiramientos hasta conseguir recuperarme de mi fascitis plantar. Me estoy centrando en los problemas que me puede solucionar el gimnasio y no en el tamaño de la musculatura que querría tener y el pesado esfuerzo que eso acarrearía. Creo que este ha sido el nuevo punto de vista que me está ayudando.



Esta lesión es la más frustrante que he padecido, pese a que como os voy contando, me ha forzado a encontrar nuevos caminos a los que no habría llegado de otro modo. Quién sabe, quizá, en unos meses pueda volver a correr y consiga juntar el entrenamiento de running, con el gimnasio y algunos paseos en bicicleta. Si esto ocurre algún día, seguro que podré batir todos mis récords.








Carrera del Circuito do Sol 2018

Ya había comentado que no quería correr de nuevo en el Aterro do Flamengo. Aunque estoy seguro de que es uno de los lugares más bellos del mundo para correr, hacerlo siempre allí cansa. Pero me llegó un email con esta carrera que además de tener un precio promocional coincidía con el final de mis vacaciones, por lo que iba a estar en pleno estado de forma y lleno de energía para conseguir esa meta que me había propuesto, bajar de los 50 min en una 10k. Me apunté y así ha sido la prueba:







Llegó la hora de comenzar la carrera y todo empezó como en las últimas: no me sentía con mucha energía, el cuerpo estaba frío y además notaba que había dormido pocas horas. Hice el primer kilómetro en 4:35. Cuando acabé el segundo ya llevaba una media de 5 minutos por kilómetro y en ese momento comencé a pensar que difícilmente iba a conseguir bajar de los 50 min si en los primeros kilómetros no conseguía bajar esa media. Cuando llegué al kilómetro 4 mi media estaba levemente por encima de los 5 min/km. En ese momento no paraba de pensar qué estaba saliendo mal. En aquellos primeros kms el terreno era completamente plano, incluso experimenté una pequeña bajada, pero el cuerpo no respondía y yo no paraba de buscar la causa: ¿Tal vez no había entrenado tanto como pensaba? ¿Sería que en el fondo me faltaba motivación?, ¿Estaba al 100% fisicamente? ¿El problema era mi peso?... Mientras me hacía todas esas preguntas iba avanzando a medida que mantenía el ritmo de las últimas carreras. Me acordaba de cómo años antes mi cuerpo entraba en calor y conseguía dar largos sprints, eso parecía que ya no me iba a ocurrir. Y entre tantos planteamientos ya entrado en el kilómetro 6 me propuse acelerar, de modo que conseguí llegar al siete en una media de 5 min/km. En ese momento, mientras realizaba una bajada miré hacía el lado derecho, por dónde iba a hacer la vuelta y vi que marcaba el km 9. Conocía el circuito y sabía que el tramo final iba a ser de subida, pero creí que tras la subida, el final estaba más lejos. Pensé que era yo quien debería exigirle más a mi cuerpo y no esperar a tener el día perfecto. De modo que perdí el miedo a quedarme sin fuerzas para el trayecto final, comencé a acelerar y sentí que los músculos de mis piernas estaban en perfecto estado, en ese momento sentí que todo el entrenamiento había valido la pena, mi resistencia muscular había aumentado mucho, entonces decidí correr todo lo que podía y aprovechar el fin de la bajada. No sé a qué velocidad debí correr pero cuando llegué al kilómetro ocho mi media estaba por debajo de 5 minutos y aunque la subida comenzaba, me sentía con fuerzas para mantener ese ritmo. Llegué al kilómetro 9 y no me lo podía creer, tenía más de 6 minutos para hacer el último kilómetro y llegar por debajo de los 50 minutos. Había conseguido aumentar el ritmo en el tramo final y todo cuesta arriba, como en los viejos tiempos. Sabía que lo iba a conseguir. Comencé a correr todo lo que podía pero no veía la meta, estaba haciendo la parte más pronunciada de la subida, que era en curva, y cuando finalmente la terminé vi la meta al fondo, aceleré todo lo que pude y conseguí mi récord personal: 48 min y 59 segundos.



Creo que voy a recordar este día durante mucho tiempo. Tenía muchas ganas de conseguir esta marca y, aunque me ha costado, la he conseguido de la mejor manera posible, con una gran carrera llena de incertidumbre hasta el final. Lleno de satisfacción os dejo y gracias por leerme. Espero haberos motivado.


A grandes problemas grandes soluciones



Todos los que leéis este blog ya sabéis que llevo bastante tiempo, mucho tiempo, peleándome con mi peso y no consigo bajarlo lo suficiente. Este mes he vivido un nuevo episodio que me ha disgustado. Recapitulemos.









Tras haber dejado el running durante casi dos años, volví una vez me instalé en Brasil, a mediados de 2014. Pesaba bastante más que antes y padecía aquellos ataques de ansiedad, o pánico, que hacían caer mi nivel de azúcar, como os conté en Running y ataques de pánico, de modo que acabé acostumbrándome a consumir muchos dulces y bebidas azucaradas y llegué a 95 kilos de peso. Conseguía bajar a 89 o 90 cuando corría con frecuencia y al parar volvía a subir.






Tras varios análisis por mis bajadas de azúcar, una endocrinóloga detectó que era hipoglucémico. Me pasó una dieta que no pude seguir. Llevaba poco tiempo en Brasil y algunas de las comidas todavía me resultaban extrañas, como el caldo de frijol negro.



Posteriormente tras otra subida y bajada de peso volví al running más en serio, ya no me iba a quedar largos periodos parado y desde entonces no he parado de correr, normalmente unos dos días por semana, aunque la intensidad sí ha variado según la época.



Cuando comencé a entrenar con más frecuencia tuve un problema de rodilla y el doctor me dijo que debía hacer mejores estiramientos y perder peso, así que decidí ir a una nutricionista. Mi motivación era muy alta, pero la dieta que me pasó fue demasiado estricta, decía que mi peso ideal era 78 kg. Mientras que tuve tiempo me la preparaba en casa y conseguí bajar hasta 84 kg, unos 3 meses después comencé a trabajar mucho, no me podía preparar la comida y lo eché todo a perder. Por suerte, conseguí cambiar mis hábitos alimenticios, perdí la adicción al azúcar y ahora mi peso suele estar entre 85 y 87.



Ya entrenaba y participaba en carreras con frecuencia. Desde el momento en que alcancé un buen estado de forma y bajé mi peso, desaparecieron los bajones de azúcar. Aunque desafortunadamente comencé a tener dolor de espalda y pese a que no era la causa principal, el doctor también me recomendó perder algunos kilos.



Así han sido los últimos tres años, una lucha constante por mantener mi peso a raya, en la que, en realidad, he conseguido mejorar mis hábitos alimenticios y mi peso notablemente, pero mi índice de masa corporal es alto y sigo muy lejos de los 78 kg que decía la nutricionista.



El último episodio del que hablaba al principio está en mi colesterol. Aunque no es muy alto, está por encima de lo que debería y el doctor me ha mandado unas pastillas. Tener que tomar pastillas para bajar el colesterol me ha hecho sentirme derrotado. Especialmente ahora que estaba convencido de que comía mejor que antes. Para más inri, hoy me he pesado y estoy en 87 kg, cuando llevo 2 meses entrenando bastante. Así que a grandes problemas grandes soluciones.



Hacía tiempo que quería comenzar una serie de entradas con recetas para runners, pero no me acababa de decidir porque dedico mucho tiempo a otros proyectos. Pero esta vez, por mi salud y por el running voy a hacerlo porque además de daros ideas, me va a mantener motivado para crear más platos saludables que voy a poder compartir. Esta vez será la definitiva, mi peso y mi salud serán ideales en pocos meses.






Altibajos y sobreentrenamiento

Altibajos y sobreentrenamientoComo muchos habréis percibido, este blog, es decir, yo como runner, está de altos y bajos, no solamente por los distintos lugares en los que he ido viviendo sino, además, en distintos momentos, aun viviendo en el mismo lugar. Recientemente he pasado uno de esos baches. Esos momentos en los que no encuentras mucho tiempo para entrenar y cuando tienes tiempo sales y no encuentras fuerzas. Son situaciones que generan mucho pesimismo, cuando estamos mal pensamos que vamos a estar así mucho tiempo y cuando estamos bien pensamos que vamos a estar así mucho tiempo.



Me daba cuenta de que no conseguía entrenar bien por lo que era mejor olvidar cualquier tipo de nuevo reto. Y los retos son el motor.





Finalmente, se acercó el final del año, llegaron algunos días festivos, comencé a tener fuerzas, empecé a plantearme cómo sería el próximo año, y de la noche a la mañana conseguí salir a entrenar con una fuerza descomunal. Estoy en uno de esos momentos en los que parece que te sobra energía y que nada te podrá parar. Por suerte, la voz de la experiencia me dice que más allá de lo que siento, es un estado temporal que se invertirá y volverá y se invertirá y volverá...



El kid de la cuestión es que estoy aprovechando y mucho este momento. Tal vez en exceso. Por ello lo del sobreentrenamiento.



Hasta hace poco corría entre 50 minutos y 1 hora los sábados y un día o dos (normalmente uno) entre 30 y 40 minutos durante la semana. Ahora salgo a correr cada dos o tres días y siempre una hora. Mi obsesión por bajar de los 50 minutos en 10k y volver a hacer una media maratón en un tiempo razonable me llevan a aprovechar estos días al máximo. Pero creo que estoy forzando demasiado. Ayer volví a correr 1 hora, incluso algo más. Acabé destrozado. Cuando llegué a casa tenía muchas cosas que hacer y estaba de un pésimo humor. Hoy por la mañana me he levantado igual.



Desde hace unos años, cuando entreno más de la cuenta, me pongo de mal humor porque me falta energía para las otras cosas que tengo que hacer y correr se convierte más en una obligación que en algo placentero. Es el precio que tengo que pagar por no tener todo el año para mantener la constancia que me gustaría.



Quería salir a correr mañana. ¿Pero voy a salir a correr para volver destrozado (sin haberme recuperado completamente del último entrenamiento) para estar malhumorado el último día del año? Y si no entreno, ¿cómo voy a llegar al nivel que me hace falta para febrero o marzo?



Y ese es el gran dilema en el que me debato llegadas estas fechas y estoy seguro de que no soy el único.



No es la primera vez que siento síntomas por sobreentrenamiento. A diferencia de hace unos años, además de manifestarse de otra manera, veía en el running una forma de entretenimiento. Ahora también, pero creo que pesa más el sentirse en forma y saber que puedo continuar alcanzando ciertas cotas. Las personas que rondamos los 34 años, todavía podemos correr a un nivel aceptable, aunque nuestro cuerpo sea muy diferente a hace diez años, pero a la hora de recuperarse de grandes esfuerzos es cuando se sienten esos años y esos kilos de más. Por suerte, con motivación todo es posible.






Dos semanas para una carrera especial



Hoy faltan exactamente dos semanas para la siguiente etapa del "Circuito das Estaçoes". Será la de primavera. En la última conseguí mi record de tiempo: 50 min y 40 seg, por lo que en esta ocasión tengo, prácticamente, dos retos en uno. El de bajar el tiempo de la última, puesto que el objetivo es hacer cada etapa en menos tiempo que la anterior, y conseguir un nuevo record de tiempo que si queda por debajo de los 50 minutos me habrá llevado a alcanzar una marca que siempre he querido lograr.



He de reconocer que voy a llegar con dudas a la carrera, he tenido un par de meses de excesivo estrés, especialmente por culpa del trabajo, he perdido algunos días de entrenamiento, mi confianza está algo tocada y, además, he tenido un intento frustrado de volver a un gimnasio.



Hasta ahora tan solo había estado inscrito en el gimnasio dos veces y en ambas no pasé de los cinco meses, de la manera más clásica, empezando muy fuerte para terminar yendo con muy poca frecuencia hasta desistir. En esta ocasión me apunté por recomendación del doctor, dado que tenía problemas en la espalda, empecé y en un par de semanas ya sabía que no me iba a ir bien. Me gustó el ambiente, pero detesto las pesas y estar parado, lo que me gusta es correr al aire libre. Finalmente había perdido dos semanas de entrenamiento de carrera y me había estresado porque mis horarios de trabajo dificultaban ir al gimnasio, mientras que correr es algo que puedes hacer a cualquier hora, especialmente los domingos.



Aquí, en Rio de Janeiro, las temperaturas han aumentado drásticamente después de un buen invierno. Espero que el día de la carrera haya algo de brisa y el sol no salga con la intensidad de estos días porque lo complicaría todo.



De cualquier manera, estoy seguro que será un momento inolvidable, un verdadero desafío con dos retos por delante y en el que si consigo tener éxito mi sensación de superación llegará al máximo. Espero que todo vaya bien. Os iré informando. Un saludo.




4 grandes lecciones de mi última 10k

Mi última 10k ha supuesto un auténtico punto de inflexión en cuanto a mis aspiraciones. He pulverizado mis tiempos anteriores y me han quedado claras una serie de lecciones que antes no tenía tan claras, veámoslas:





El entrenamiento tiene que ser constante. Hasta ahora no lo había estado haciendo de la forma correcta. Tenía momentos en los que paraba de entrenar y cuando se acercaba la carrera volvía, haciéndolos cada vez más intensos a medida que se acercaba la hora de participar. Acabo de descubrir que es un gran error, el cuerpo no tiene tiempo de adaptarse al nuevo ritmo de entrenamiento y aunque sepas que vas a llegar a la meta, te costará más y terminarás más cansado. Haber mantenido un ritmo de dos días por semana (uno de ellos de más intensidad) todas las semanas sin haber fallado ninguna ha sido vital.



La motivación puede ser engañosa. Esta está relacionada con la anterior. La motivación es muy necesaria, pero la voluntad no puede superar la falta de entrenamiento. Como he comentado antes, muchas veces, solo entrenamos bien 3 o 4 semanas antes de la carrera y por mucha motivación que tengamos el cuerpo no dará para mucho. En mi última carrera estaba poco motivado, había estado centrado en otras cosas, pero había entrenado de forma adecuada y terminé haciendo mi mejor 10k.





La importancia de correr distancias mayores. Psicológicamente me ayudó muchísimo que mi anterior prueba fuese una media maratón. Cuando comencé a correr tenía la impresión de que 10 kilómentros eran muy pocos. Conclusión, es bueno intentar pruebas de mayor distancia aunque solo sea por probar, no hace falta ir a conseguir un gran tiempo. Será una nueva y gratificante experiencia y las pruebas de menos kilómetros parecerán más fáciles.



Es vital recurrir a buenos profesionales. Desde que volví a correr le he pedido varios consejos a mi médico de cabecera y tuve que ir a ver a un doctor especializado en problemas de rodilla y, recientemente, una nutricionista. Todos me han sido de gran ayuda. Superé mis problemas de rodilla y he conseguido cambiar mis hábitos alimenticios y bajar mi peso (aunque esté escribiendo esto mientras me como una pizza). También es bueno leer artículos en revistas especializadas, pero nada mejor que visitar a un profesional.




Circuito das Estaçoes 2017. Etapa de invierno

Antes de la carrera. Me levanté a las 5:30. Estaba cansado, con pocas ganas de hacer estiramientos. No había conseguido dormir bien y en los últimos meses había estado sumergido en el trabajo y en mis proyectos de blogging. Era el día de la carrera y no me sentía especialmente motivado. Incluso una vez allí, justo antes de comenzar, no me sentía con ganas de darme una paliza de 10 kilómetros. Por suerte, en la última había tardado 1 hora y superar esa marca no sería muy difícil. Claro que, aquella vez tampoco esperaba tardar tanto.



Durante y después de la carrera. Salí a un buen ritmo, quería ver si lo podía mantener por mucho tiempo. Por suerte, no había fallado a mis dos entrenamientos semanales ni una sola vez. Una hora sábado o domingo y un día entre semana de 30 o 40 minutos bastante intensos. Además, como mi última carrera fue de 21km,  daba la impresión de que 10 eran muy poco. Parecía que no tenía grandes problemas para mantener el ritmo. En mi última 10k llegué al kilómetro 5 en 30 min, en la anterior en 27 y hoy, sorprendentemente estaba allí en 24:58. Y lo que es más, fui capaz de mantener el mismo ritmo durante un buen rato. Pasados un par de kilómetros decidí disminuir un poco la velocidad, era obvio que iba a mejorar mi tiempo anterior. Lo que no me esperaba era llegar a meta en 50 min y 40 seg, mi mejor tiempo en 10k. Ahora estoy eufórico y lleno de motivación de nuevo.




Durante mucho tiempo me pregunté si iba a ser capaz de bajar de los 50 min en 10km. Ahora sé que sí y que la constancia en el entrenamiento es la clave. He dado un paso al frente y sé que puedo bajar mis marcas más de lo que tenía pensado.




Un mes después de los 21km

Ya ha pasado algo más de un mes desde mi vuelta a los 21km y, por suerte, la motivación no solo no ha decaído sino que se ha mantenido al máximo. Ahora consigo hacer entrenamientos de una hora con cierta frecuencia sin terminar muy cansado y consiguiendo recuperarme con más rapidez.



Hace mucho tiempo que esperaba llegar a este nivel y por fin lo he conseguido. También he conseguido otro objetivo del que llevo mucho tiempo hablando: bajar mi peso. Estoy en 85kg. No es que haya bajado mucho pero sí a un nivel que parecía casi inalcanzable hace poco. La visita a la nutricionista está funcionando, ahora como menos y mejor.



Pese a todas esta buenas noticias he de reconocer que durante las dos últimas semanas he relajado un poco la dieta y los entrenamientos debido a que estoy con una mayor carga de trabajo, pero sé que es algo temporal. Me encuentro con un estado de ánimo realmente bueno y en un par de meses habré vuelto a visitar a la nutricionista y habré participado de nuevo en una carrera de 10km. Todo va viento en popa y seguro que en la recta final del año estoy en plena forma y preparado para nuevos retos.



¿De dónde estoy sacando la motivación? Pues de la frustración. Sí, sé que esto puede resultar chocante. Algunas personas somos así. Cuando terminé la última media maratón me quedé con un sabor agridulce, como ya os conté. Había conseguido volver a terminar 21km pero a un ritmo demasiado lento y caminando por primera vez durante una carrera, aunque solo hubiese sido un pequeño tramo y bajo temperaturas muy altas. Tras pasados unos días empecé a digerir el fin de la carrera más como una mala carrera que como cualquier otra cosa y los jarros de agua fría son los que nos hacen despertar. De repente, me di cuenta de que habían pasado 6 años desde mis últimos 21km y tanto mi cuerpo como mi mente eran diferentes, pequé de exceso de confianza y lo pagué. Ahora, paradójicamente, tengo la energía para seguir entrenando con fuerza para recuperarme y demostrarme que lo puedo hacer tan bien como antes, aunque debo tener en cuenta que han pasado algunos años, vivo en otro continente y debo prepararme mucho mejor para obtener los mismos resultados que hace tiempo.






Cita con la nutricionista

Finalmente, después de casi cuatro meses, conseguí una cita con una nutricionista. Solo he conseguido hacerlo unas semanas antes de la media maratón, aunque los resultados no los voy a notar para esta carrera seguro que me serán de gran ayuda en las siguientes.



Nada más llegar me preguntó por mis hábitos alimenticios y me tomó medidas. También midió mi índice de masa corporal.
En cuanto a mi peso, estaba en 87 kilos. Hacía mucho tiempo que no
pesaba tan poco, aun así, sigo con sobrepeso. Me llevé una gran sorpresa
cuando me preguntó cuánto quería pesar. "Por debajo de 85 kilos",
respondí. Y ella me dijo que mi peso ideal en base a mis medidas e IMC
debe ser de unos 78 kilos. ¡¡78 kilos!! Nada más y nada menos. No sé de
dónde los voy a perder, creo que no tengo ese peso desde la
adolescencia.





Me parece que mis hábitos alimenticios no
eran malos, pero eran muy mejorables. He tenido que reducir la cantidad
de comida, obviamente, he tenido que reducir los hidratos y añadir más
legumbres, fruta y verduras. Como solo queso sin sal y más frutos secos.
La verdad es que cada día me siento mejor, espero que los resultados se
empiecen a notar lo antes posible.



Desde que tengo la
dieta cocino más y mejor y me está ayudante a interesarme más por la
nutrición y estilos de vida saludables. Espero continuar por este buen
camino que me lleva el running.



Seguid atentos porque os seguiré informando. Un saludo.


Un millón de retos pendientes

Hace poco no encontraba la suficiente cantidad de retos en el running como para alcanzar un nivel de motivación que me llevase definitivamente a entrenar hasta conseguir un buen estado de forma y ser constante. Desde hace unas semanas, momento a partir del cual me propuse volver a participar en una media maratón, no solo he encontrado la motivación para entrenar con más intensidad y escribir en este blog con más asiduidad, sino que, me he dado cuando de la innumerable cantidad de retos que me quedan por superar, es más, no me quedan muchos, me quedan todos.







Hasta hace poco pensaba que no iba a ser capaz de bajar mi mejor marca en 21km (1:49), me sentía incapaz de entrenar suficiente para conseguirlo. Ahora, aunque no sé si lo haré, lo veo más factible. Del mismo modo, tengo que superar mi marca en 10km, será fácil, y en 16km, esta requerirá un poco más de entrenamiento. Y además de estos, que son los que siempre había tenido en mente, he encontrado muchos más entre los que destacan:





1) Correr 8km y 5km. Antes solo pensaba en correr distancias cada vez mayores, las carreras de 8km o 5km me parecían una pérdida de tiempo porque era una distancia que sabía iba a terminar sin problemas. Ahora lo veo de otro modo, cada distancia es diferente y quiero ver en cuál soy capaz de alcanzar un rendimiento mejor. Ser bueno en una distancia no implica serlo en otra.



2) Participar en un trail running. Es algo sobre lo que estoy leyendo mucho últimamente. No sé dónde se realizan ese tipo de pruebas cerca de casa ni sé exactamente cómo son, pero quiero participar en alguna y ver qué se siente. Seguro que me va a gustar.



3) Conseguir un buen estado de forma y sentirme competitivo. Este es uno de los retos que más me motivan. Empecé a pensarlo hace algunos meses. Ya no me basta con preparar una carrera y terminarla, quiero mantener un buen estado de forma durante mucho tiempo y demostrarme que pese a no ser tan joven, puedo alcanzar un buen nivel.



4) Descubrir nuevos lugares. Es el atractivo de cada nueva carrera en la que uno participa. A correr le veo cierto aspecto turístico, te hace ir a sitios que no conocías e incluso viajar.



5) Participar en una carrera nocturna. Reconozco que no soy para nada un night owl, soy un early bird de pura cepa, de tipo centroeuropeo (de los que se van a la cama lo antes posible), pero esta modalidad parece estar muy de moda y quiero ver cómo reacciona mi cuerpo corriendo en un horario diferente. Por suerte, voy a experimentarlo dentro de poco.