Para muchos estudiantes, e incluso personas con un habla fluida en una lengua extranjera, su fuerte acento es algo que les incomoda o irrita a la hora de hablar. En el caso de los aprendices es peor, hay muchos que no se atreven a hablar por miedo a que alguien se ría de ellos o no se les entienda en absoluto. Esto es algo normal, pese a que la forma en que lo abordamos sea en la mayoría de los casos errónea. Nuestra capacidad fonética es la que es, aunque siempre se pueda mejorar y nuestro acento es un rasgo cultural propio, una seña de identidad, un reflejo de la cultura de la que procedemos.
En todos los idiomas existen muchos fonemas cuya deformación no impide la perfecta comprensión de las palabras, igualmente, sí hay otros que debemos aprender con mayor precisión. Esto es algo que se aprende con la práctica y la experiencia. Dicho de otra manera, la fonética hay que aprenderla lo mejor posible, pero no es necesario su perfecto dominio para ser entendido sin problemas.
El mejor ejemplo lo tenemos en la lengua inglesa. Hoy en día, se ha convertido en un lengua global, una lengua con hablantes, aunque no nativos, sí con una perfecta fluencia en todo el mundo, por lo que podríamos hablar de los hablantes de inglés españoles, los hablantes de inglés chinos, los hablantes de inglés franceses…, como grupos de hablantes de inglés con una fonética propia condicionada por la lengua materna. Por ejemplo, los hispanohablantes hablamos, desde el punto de vista fonético, de una forma, mientras que personas con otra lengua materna lo hacen de otra.
En cuanto al caso de los estudiantes, muchas escuelas de idiomas basan su método en hacer preguntas individualmente, de esta forma, los alumnos responden en público y cuando aún no tienen una pronunciación adecuada, lo cual conlleva en algunos casos la creación de una barrera a la hora de aprender por no sentirse con el suficiente grado de autoestima para responder apropiadamente, o sentir que su nivel es inferior al resto del grupo. Sobre esta cuestión hay diversidad de opiniones, porque al mismo tiempo, si el alumno nunca habla en público no perderá ese miedo del que normalmente se parte. También existen métodos de enseñanza que se basan tanto en la repetición como corrección de errores en grupo y sin señalar nunca a los alumnos de forma individual, especialmente en los niveles más básicos, así, los alumnos no se enfrentan a la situación de tener que hablar en público hasta estar lo suficientemente preparados, pero como he dicho anteriormente, hay diversidad de opiniones acerca de cuál es el mejor método.
Hace unos años, me ocurrió una curiosa anécdota mientras vivía en Inglaterra. Le pregunté a un compañero de trabajo inglés si tenía problemas para entenderme y su respuesta fue: “Ayer estuve hablando con un amigo de Liverpool y tuve más problemas para entenderlo a él que para entenderte a ti”. Creo que este tipo de frases definen a la perfección el fenómeno de los acentos y la variación lingüística. Si hasta en nuestra propia lengua podemos tener dificultades con los acentos, ¿cómo no nos va a ocurrir lo mismo con una lengua extranjera?
Estoy de acuerdo contigo hasta cierto punto. Ahora bien, en el caso del inglés si los profesores prestaran más atención a la pronunciación y menos a la gramática mejoraría considerablemente la comprensión oral de los hablantes no nativos ya que generalmente los problemas fonéticos causan mayores problemas que los gramaticales para la comprensión oral sobre todo cuando el interlocutor es hablante nativo.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/B9FO77vlqto si escuchamos a este señor quien llego a los estados unidos siendo un quinceañero, podemos oir que nunca perdio su acento original. ALEMAN
ResponderEliminarMuy buen artículo. Observo a mi hijo de 5 años que vive en un entorno de 4 idiomas (vivimos en Chile): yo hablo con él sólo en ucraniano, su padre en español, frecuentemente tenemos visitas que hablan ruso e inglés, además, los monitos y libros en todos esos idiomas. Ocurre que incluso en español, a pesar de que éste es el idioma que más ocupa, mi hijo tiene un pequeño y muy lindo :) acento.
ResponderEliminarLo observo a él y a otros niños extranjeros y me digo: hay que ser como ellos. Si los pequeños analizaran todos sus errores fonéticos o gramaticales, jamás hablarían. Para ellos el idioma es una de las herramientas de comunicación y lo usan para lograr sus objetivos. La perfección llega con la práctica.
En mis clases como profesora, trabajo la fonética con mis alumnos hasta cierto punto, hasta que se sientan cómodos con el nuevo idioma, para que el miedo de equivocarse en la pronunciación no los frene y no les quite las ganas de seguir estudiando. Con el tiempo y con más contacto con el idioma se irá afinando el oído y, por ende, la pronunciación.
Estoy convencida de que la pronunciación a nivel nativo es difícil de lograr y no siempre es necesario lograrlo. Basta con ver a los profesores destacados que dictan sus cursos en los sitios tipo coursera.org u otros personajes increíbles que dan sus charlas en TED Talks. Si el requerimiento para presentar fuera la ausencia del acento, jamás tendríamos acceso a esos conocimientos tan importantes que comparten de manera gratuita con nosotros.
Mi idioma materno es el ucraniano, desde el año 2004 vivo en un país de habla hispana. Siendo traductora y profesora de idiomas tengo que tener un buen nivel de todos los idiomas que domino. He de confesar que jamás he tenido un problema con mi acento, aunque lo tengo, éste no me impide desarrollar mis actividades profesionales o tener una buena relación personal con los nativos o cosas por el estilo.
Con tu permiso, Sergio, voy a publicar tu artículo en uno de mis sitios :)
Por supuesto, tienes mi permiso :) Y muchas gracias a ti y a los demás por los comentarios.
EliminarMuy interesante tu reflexión, Sergio. Con tu permiso, lo llevo a mis otras redes.
ResponderEliminarPor supuesto. Muchas gracias por el comentario.
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