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Mi primera experiencia con un audiolibro

Escucho mucho hablar del boom de los audiolibros y los podcast, aunque he de reconocer que no tengo muy claro hasta qué punto son realmente un boom. Los podcast los uso con frecuencia cuando voy en el autobús y, la verdad, es que me resultan muy útiles, es muy entretenido ir oyendo alguno de los distintos podcast de ciencia, historia o literatura que me gustan. Hacen los trayectos más amenos.


En cuanto a los audiolibros, no tenía ninguna experiencia, había hablado con varias personas y contaban que eran demasiado largos, otros, ávidos lectores, me decían que no los usaban ni tampoco tenían intención de hacerlo, por lo que mi desinterés aumentaba.

El año pasado fui a la Bienal del Libro de Rio de Janeiro, como hago siempre, y encontré un stand muy grande de una compañía llamada Ubook, que se dedica a los audiolibros. Por un momentó pensé que aquel fenómeno estaba teniendo un éxito mayor de lo que yo creía.

Un tiempo después, una amiga me dijo que era un mercado todavía en desarrollo. Parece que hay audiolibros en los que un narrador cuenta toda la historia y otros en los que un narrador cuenta la historia, pero diferentes voces interpretan a los distintos personajes para darle más sensación de realismo.

De todas formas, yo continuaba fiel al libro, en papel o electrónico. Esta semana empecé a leer Sidi, de Arturo Pérez-Reverte (o dejo la reseña aquí) y, en medio de la lectura, se me ocurrió que podía continuar el libro en formato de audio. Y he de reconocer que aunque prefiero leer, la experiencia ha sido positiva.

En primer lugar, lo oí desde el comienzo para saber si la narración era literal, y lo era. El narrador, con una voz muy nítida y el ritmo adecuado, leía absolutamente todo lo que había en el libro desde la primera hoja, incluyendo cualquier nota del autor, la dedicatoria, la fecha y lugar de impresión...

Me sorprendió sentir que se podía entender exactamente igual que la novela, con la diferencia de que en lugar de usar la vista, usaba el oído, pero creo que el cerebro lo procesa todo del mismo modo, las sensaciones que te produce son similares. Una de las principales diferencias es el ritmo, porque dependes del narrador y tengo la impresión de que es algo más lento que cuando se lee, en el caso de las personas que tienen una alta velocidad de lectura supongo que notarán más esa diferencia.

Tal vez, su principal característica, que se puede interpretar de forma positiva y negativa, es que al no tener que estar fijando la vista, te permite hacer otras cosas. Digo que puede ser negativo porque al mismo tiempo que te da esa libertad, puede hacer que pierdas la atención con más facilidad.

Yo, personalmente, sigo prefiriendo leer, pero he de reconocer que el audiolibro me da la posibilidad de estar escuchando una historia interesante igual que si la estuviera leyendo, mientras puedo hacer tareas domésticas o yendo a trabajar en autobús. Y lo más importante, como me gusta decir cuando se compara el libro electrónico con el de papel, usar uno no implica dejar de usar otro.

Si alguno de vosotros es usuario de audiolibros, me gustaría conocer también vuestra experiencia y cualquier recomendación que podáis dar. Muchas gracias y hasta el próximo artículo.




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