En innumerables ocasiones nos enfrentamos a la desmotivación
de nuestros alumnos y si no sabemos cómo lidiar con ello, nos arrastrará a nosotros
también y acabaremos sintiéndonos frustrados. Es muy importante tener
claro qué hacer para mantener motivados a los alumnos y qué respuestas dar ante
las clásicas frases como: “A mí esto no me gusta”, “Estoy aquí porque mis
padres me obligan” o “No tengo claro si el esfuerzo valdrá la pena”.
Tras unas semanas dándole vueltas al asunto, me he sentado a
escribir una serie de puntos que, creo, pueden ser de ayuda tanto para mí, como
para vosotros y para nuestros alumnos. Os dejo con ellos y espero que os sean
de utilidad.
1. Si tú no estás motivado, apaga y vámonos. El profesor debe
transmitir puntualidad, seriedad y un buen conocimiento de lo que enseña. Nadie
quiere aprender con un profesor que no quiere enseñar o que transmite poca
pasión por su trabajo. Toda la responsabilidad de este punto recae sobre nosotros.
2. Conoce los gustos de tus alumnos. Esto es elemental para poder
motivarlos. Si alguien te dice que no le gusta la lengua que está estudiando
pero le encanta la música, por ejemplo, lo podremos motivar diciéndole que
podrá oír música en ese idioma y entender la letra de las canciones, o si le
gusta la gastronomía, que podrá ver algún programa o leer algún
libro sobre la cocina de los lugares en los que se hable ese idioma y entenderlo.
3. Todo el mundo debe participar en clase. Cuando a los
alumnos no se les hace participar en clase se acaban aburriendo y empiezan a
pensar en otra cosa. Ponerlos a practicar con el compañero o el profesor, ya sea
individualmente o en grupo, hará que se muestren más activos y no pierdan la
atención.